Desde
la primera vez que visité Estocolmo, quedé impactado con la belleza de esa
ciudad. Adoro los climas fríos y frescos, no soy una persona del verano.
Durante
uno de mis muchos viajes a la ciudad, en calidad de turista, solicité un
servicio de free tour Stockholm en una de las plazas céntricas. Como había visitado el
centro un par de veces le sugerí al guía dar un paseo por los alrededores, es
decir por los barrios alejados y tranquilos de la ciudad. Fue un recorrido que
me dejó todavía más encantado con este sitio.
Desde
entonces quise hallar la forma de mudarme definitivamente a Estocolmo y lo
conseguí. En el trabajo me cambiaron de destino, para trabajar en la sección de
ventas y abrimos una sucursal para vender nuestros productos en Estocolmo. Pero
tenía un nuevo reto, encontrar la casa perfecta.
Hallé
un lugar económico en uno de los barrios más tranquilos de la ciudad. Lo compré
de inmediato porque creí que era una oportunidad que no debía desaprovechar.
Pero me topé con un gran problema, pues la casa no tenía los arreglos
necesarios para el invierno. Entonces entendí por qué el precio era tan bajo.
El
lugar ya lo había comprado, pero en vez de crear un gran conflicto decidí
hacerle los arreglos necesarios y a mi gusto. Durante el primer mes de estadía
en la ciudad tuve mucho tiempo libre, pues en mi nuevo puesto de trabajo aún
quedaban pendientes algunos documentos y el negocio debía instalarse de forma
adecuada y de acuerdo a la normas antes de empezar con las ventas.
Hallé
un servicio de remodelación y refacción de viviendas y trabajé con ellos en mi
nuevo hogar. Pero al principio no fue nada fácil. Ya que debía elegir los
materiales, colores e incluso la ubicación de algunas cosas en función al clima
y todo debía estar dispuesto para cuidarme del frío.
Los
materiales recomendados para que la casa sea totalmente apta para el invierno
son: la madera, el gypsum (de yeso), los ladrillos huecos, lonas plásticas. Me
recomendaron agregar una pequeña chimenea o una estufa para calentarme, poner
luces cálidas y cubrir los sofás y cojines con tapetes muy gruesos y si era
posible de lana.
El
servicio fue de gran ayuda. Hoy vivo en una casa totalmente hermetizada de las
bajas temperaturas de la ciudad y me siento realmente cómodo en mi nuevo hogar.
Resultó de gran importancia la utilización de los materiales para el invierno,
ya que de otra manera esta casa hubiera sido inhabitable. Por lo que, según me
enteré, la casa había estado en venta desde hace mucho tiempo. Nadie la quiso
comprar por falta de tiempo para los arreglos.